(Publicado por Siglo Veintiuno el 28 de enero de 2011)
La ambición del poder es una de las grandes debilidades del ser humano. Sin embargo, todavía no he conocido quién admita que busca el poder para su satisfacción personal. Ni en persona ni a través de sus escritos o declaraciones a la prensa. Todos quienes luchan por acceder al poder afirman que es para hacer el bien a los demás.
Sin embargo, no hay ser humano que se afane por llegar al poder sólo para hacer el bien a los demás. No dudo que haya muchas personas que entiendan que el ejercicio del poder ha de ser para procurar el bien de aquellos que estén sujetos a ese poder, pero todas ellas van a la vez tras una cierta realización personal. Persiguen lo mejor para sí mismas, dentro de las opciones que se representan como factibles en la arena política.
Por supuesto que el ejercicio del poder es impensable sin una variedad notable de costos. Mayores cuanto mayor sea el poder que se domine. Y tanto en el plano personal como también oficial. No obstante, hay miles de seres humanos que han llegado incluso a matar por disfrutar de ese “saldo neto” entre la personal satisfacción de ejercer el poder y el peso que debe llevarse en los hombros.
En la actualidad suelen ser menos extremos los escrúpulos que hay que vencer para llegar al poder. Los regímenes democráticos de hoy plantean la necesidad de decirle al hombre promedio lo que quiere oír. Todos los candidatos buscan captar las simpatías o admiración del “votante medio” y para ello contratan expertos en el diseño de las estrategias electorales. A la vez que desarrollan ese fino olfato para descubrir cuál es el mensaje que cautivará al votante medio, aprenden a adivinar en dónde están las debilidades de los contrincantes, para intentar hundirlos.
Si el programa del partido, la filosofía del candidato, su trayectoria o imagen no encajaran con eso que el votante medio quisiera escuchar, no importa. Los estrategas saben cómo tender los puentes necesarios. Es más, saben cómo conseguir que el mismo candidato se exprese a favor de dos o más intereses antagónicos a la vez. Por supuesto que los ciudadanos más cultivados e informados descubrirán las incongruencias y señalaran la falta de consistencia en el discurso. Eso qué importa: se trata de un grupo tan chico y de poco peso numérico, comparado con las masas de votantes medios, que da igual su crítica.
¿Y si el mensaje o las promesas tuvieran que ser falsos? ¡Por Dios, estamos hablando de política y de llegar al poder! Una vez en el poder ya habrá oportunidad de explicar o de justificar por qué razón fue necesario abandonar determinada promesa. Para ese momento, ya uno está en el poder.
Pero, ¿puede realmente quedar reducida una contienda electoral al fascinante pero intrascendente mundo de la moda? ¿No existe ya diferencia alguna entre plantear una propuesta política y vender un buen perfume? ¿Cuál es el límite? El límite debe determinarse por la Constitución. Mientras más vaga sea o más plagada esté la Constitución de conceptos indeterminados (bien común, interés general, beneficio del pueblo), más parecida será la campaña electoral a cualquier promoción publicitaria. Solo que, el que haya comprado el perfume dejándose llevar por una publicidad engañosa, fácilmente puede desecharlo y no comprarlo más…
Eduardo Mayora Alvarado.
Bueno a mi parecer deberían preocuparse mas para ayudar a solventar las necesidades del pueblo, y de la sociedad; es verdad que solo les importa el poder, pero debe de haber un poco de responsabilidad. Deben implementar políticas de progreso a corto y largo plazo, y proyectos para el beneficio común de las personas.
Gracias a todos por sus comentarios. Les dejo una reflexión a quienes entienden que los políticos deben enfocarse en «ayudar al pueblo» o a los más necesitados: –el poder es un fenómeno expansivo porque los seres humanos, en general, preferimos tener más que menos poder. En la medida en que un régimen político le permita ganar las elecciones a candidatos que ofrecen cosas imposibles de cumplir, pero que pueden ofrecerse porque se tiene esa idea de que desde el Estado puede «ayudarse al pueblo» y esa idea está contenida en la constitución hoy vigente, dichos candidatos seguirán ofreciendo todo lo que sea necesario para ganar la elección porque, efectivamente, prefieren más que menos poder. Por consiguiente, o se reforma la Constitución para que no puedan hacer promesas irrealizables o seguiremos teniendo políticos que ofrecen utopías para ganar elecciones.
mi comentario es que la mayoría de los políticos quieren llegar al poder con la intensión de ayudar al pueblo o comunidad, y lo que hacen es olvidarse de las personas a la que un día depositaron su voto de confianza, sin ayudarle en lo mas mínimo. i obtener el poder de todo lo que ellos quieren.y somos nosotros quien tenemos se poder de elegir al mejor candidato postulado y no dejarnos chantajear por nada ni nadie.
yo opino que los políticos deben de dejar de aser promesas que cuando ya están en el poder no las van a cumplir, deben ver las necesidades que tiene el pueblo la gente mas humilde no que cuando ya están el poder todo es para el lado de ellos y se olvidan de los pobres que lo ayudar para que estuvieran en ese puesto
Las Constituciones sirven, sobre todo, para dar estabilidad a las reglas que determinan la forma en que se ejerce el poder público por parte de los órganos del Estado y los candidatos a un puesto de elección popular.
Por eso decimos que las Constituciones garantizan la libertad y la seguridad de las personas, además sus reglas de elaboración y de reforma, reglas que impide su modificación, asegurando los principios, y valores constitucionalmente proclamados sin presión de ningún partido político o candidato a postular que levante falsos a la sociedad.
los políticos de hoy en día solo se preocupan por llegar al poder . sin embargo en lo que se devén enfocar como la baja de la canasta básica familiar que es lo que mas le preocupa a la población…
sin lugar a dudas es un afán para todos tener un gran porvenir y una mejor estabilidad económica, sin embargo muchas personas una vez que llegan al poder toman desiciones que en ocasiones incumplen con ciertos parámetros de la ley y que repercuten en el pueblo. Por ello debemos constar con una cosntitución que nos garantize el cumplimiento de la ley y que asegure el bienestar de la sociedad en general.
Palabras sabias y profundas
«La ambición del poder es una de las grandes debilidades del ser humano. Sin embargo, todavía no he conocido quién admita que busca el poder para su satisfacción personal. Ni en persona ni a través de sus escritos o declaraciones a la prensa. Todos quienes luchan por acceder al poder afirman que es para hacer el bien a los demás».
Por tal motivo necesitamos una cultura jurídica, y esta debe de comenzar desde los primeros años de educación, es decir en el tercer o cuarto año de primaria.