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¡Los capitales se fugan del país!

(Publicado por Siglo 21 en agosto  2013)

La República de Progremerica sufre de una terrible fuga de capitales.  El drama comenzó hace unos nueve años, con lo que algunos describieron como «una primavera».  El Partido de la Tercera Revolución ganó las elecciones consiguiendo la mayoría parlamentaria. Su primera gran decisión fue aprobar una nueva Ley del Impuesto Sobre la Renta.  La Universidad Nacional aplaudió la medida, si bien advirtió que, para aquel entonces, cerca del 60% de la población económicamente activa operaba ya en la informalidad económica.

            De ahí en adelante, durante tres años seguidos, el Ejecutivo planteó un presupuesto basado en expectativas de ingresos demasiado optimistas.  El déficit fiscal que se fue acumulando obligó al Gobierno a plantear incrementos a los impuestos directos y a emitir bonos del tesoro, tanto en moneda nacional como en dólares.  Rápidamente el déficit rebasó el 3% del PIB y la deuda pública el 40% del presupuesto.

            De la mano del incremento de las tasas de interés subió también la inflación.  Los dos sindicatos de empleados públicos más poderosos reclamaron y obtuvieron incrementos importantes de los salarios mínimos.  Las organizaciones del sector privado se declararon incapaces de competir en un mundo globalizado en condiciones económicas tan adversas.  Temeroso de la pérdida de más empleos en el sector de la maquila, el Gobierno accedió a “mejorar” los incentivos fiscales y creó subsidios laborales para quienes contrataran a por lo menos quinientos trabajadores y exportaran cien millones de pesos o más al año.

            Durante el último año del primer quinquenio de la era democrática traída a Progremerica por el Partido de la Tercera Revolución, el incremento de la inflación fue tal que se puso en riesgo la ansiada victoria en las ya próximas elecciones. Se decretó, entonces, otro importante aumento a los salarios mínimos, si bien la porción de la población económicamente activa en informalidad había llegado ya al 70%.  Pero la estrategia funcionó y, con el apoyo de un segundo partido, el Partido Verde, se consiguió, una vez más, la mayoría parlamentaria.

            Con una deuda pública que había aumentado en un 55% durante el quinquenio anterior, era inviable balancear las finanzas del Estado por esa vía.  Por lo tanto, no hubo más que apretar por el lado de los derechos arancelarios de importación.  Pronto se presentó otro problema: los ahorros y las inversiones de los progremericanos comenzaron a trasladarse a la no lejana Libertania que, sin ejército ni banco central,  se ha percibido como un destino suficientemente seguro y estable.

            El Banco Central de Progremerica reaccionó estableciendo controles de capitales, para evitar que la hemorragia continuara. Empero, el tipo de cambio se disparó como consecuencia de ello y, al lado de la inflación local, los bienes importados se volvieron inasequibles para las clases medias y bajas de la población. Hace dos meses se promulgó el “delito cambiario”, con lo cual la fuga de capitales hacia Libertania se ha convertido más bien en un éxodo. (Pura ficción)

Eduardo Mayora Alvarado.   

@Vientomares

Publicado enArtículos de PrensaJurídicosPolítica

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