Según las declaraciones publicadas por este diario, el Magistrado Presidente Rojas Cetina asumió el compromiso de “construir un Organismo Judicial renovado”. Si bien es una declaración bastante vaga y general, de todas formas encierra una promesa que su autor no podrá cumplir.
En efecto, para construir un Organismo Judicial renovado es necesario tener más que unas buenas intenciones. Para empezar hace falta una visión clara y acertada de por qué las cosas han ido tan mal en, en Guatemala, en cuanto al poder más importante del Estado de Derecho.
Francamente ignoro si el Magistrado Presidente Rojas Cetina tiene o no una comprensión clara sobre cuáles son los principales factores del fracaso de nuestro Poder Judicial, sin embargo, puedo afirmar que al ofrecer “construir un Organismo Judicial renovado” da a entender que no, que no tiene claro este asunto.
El punto en concreto es que el Poder Judicial se integra por personas como usted y como yo; es decir, personas que en su vida se conducen del modo como mejor conviene a su personal situación. Por supuesto que han jurado cumplir y hacer cumplir la Constitución y las leyes de la república, pero eso no implica que deban hacerlo de un modo, digamos “heroico”. No niego la posibilidad de que haya más de algún héroe en el Poder Judicial de Guatemala, pero todos sabemos que una golondrina no hace verano.
Por consiguiente, para que esas personas que son como usted y como yo asuman grandes riesgos encerrando a delincuentes peligrosos, condenando a funcionarios corruptos y poderosos, o liberando a personas injustamente afectadas en sus derechos o intereses por otros que normalmente son violentos o pícaros, es necesario que las “reglas del sistema” promuevan o incentiven la asunción de tales riesgos.
Si de verdad queremos que esas personas actúen con total independencia de los grupos que las postularon y de los políticos que las eligieron, es indispensable que las “reglas del sistema” creen las condiciones para que brille la imparcialidad judicial.
Si además queremos profesionales de trayectoria indiscutible y de reputación intachable, las “reglas del sistema” deben ofrecer las condiciones que atraerían el interés de ese tipo de profesionales que, por presentar esas características, tienen otras opciones en su vida profesional.
Pues esas “reglas del sistema”, en nuestra Constitución, están mal. No incentivan la asunción de riesgos a favor de la justicia, no crean las condiciones para una función judicial imparcial y tampoco ofrecen las que atraerían el interés de los mejores. Una vez más, estoy seguro de que hay excepciones (es más, conozco algunas). Pero, insisto, un sistema no se debe diseñar con base en las excepciones sino fundado en las regla.
Y es por eso que me atrevo a afirmar categóricamente que el Magistrado Presidente Rojas Cetina no podrá cumplir su promesa. No podrá hacerlo porque no está proponiendo la reforma de las reglas que han mantenido al Poder Judicial en la situación actual por décadas. Yo, sigo preguntándome: ¿quién, finalmente, asumirá la responsabilidad y el liderazgo que hacen falta para la reforma de “las reglas del sistema”?
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