Los actos de violencia irrumpen en la escena de la crisis política nacional. Es imposible siquiera imaginar que, del derecho de sufragar voluntaria, pacífica y ordenadamente de millones de guatemaltecos puedan derivarse coacciones, amenazas, injurias y hasta homicidios. No debemos dejar que, del ejercicio de la sagrada libertad de elegir a nuestros gobernantes, los responsables de esta crisis nos conduzcan a la oprobiosa servidumbre de una dictadura.
Siembra vientos y cosecharás tempestades
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