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USAC. ¿Conviene al Estado la centralización?

Muchas de las instituciones de una sociedad, formales e informales, son como los grandes buques. Su inercia es tal que cuesta mucho detenerlos. Además, en el curso de los años se van generando, casi sin advertirlo, una enorme variedad de intereses dependientes de la institución. Hay una o más administraciones que gestionan los actos de gobierno y los servicios que presta la institución o las actividades propias de su naturaleza. Además, su dimensión financiera crea también dependencias y, claro está, sus servicios o actividades deben materializarse por, todavía, otro grupo de personas.

Así, si bien es verdad que cuesta fundar o crear una institución, por modesta que sea, también lo es que, por lo general, cuesta más modificarla, no digamos cerrarla. Las décadas de los sesenta y setenta del siglo pasado vieron nacer varias instituciones públicas en el área financiera, de comercialización agrícola, de transformación agraria, de telecomunicaciones, de generación de energía, etcétera. Para los años noventa muchas de ellas habían acumulado enormes déficits anuales que tenían que cargarse los presupuestos del Estado. Sin embargo, sobrevivieron casi tres décadas antes de que pudieran reformarse o clausurarse.

La Universidad de San Carlos de Guatemala (la USAC) es uno de esos grandes buques. Quizá debido a sus más de tres siglos de existencia su inercia sea la más fuerte. No creo que sea posible que una institución mantenga un nivel constante de servicios y actividades durante un par de décadas, menos todavía a lo largo de tanto tiempo, como ha navegado ese gran buque. Sobre todo, porque su ubicación en el marco más grande del Estado, su carácter, ha cambiado. De ser una institución educativa de la Iglesia Católica ha pasado a ser una institución de rango constitucional.

Por tanto, la USAC ha reflejado en sus diversas épocas ideologías también diferentes. No hablo de la ideología de cada profesor o investigador, quienes, a veces, han gozado de libertad, a veces, no. Hablo de su “establishment”. Ese grupo que, en cada época histórica, ha controlado la USAC. Curiosamente, creo que en la actualidad prima una especie de pragmatismo. Como ocurre siempre en lo que a las ideologías concierne, unos estarán más de acuerdo que otros.

Aquí, no abogo por una u otra ideología. He de decir a mis lectores que, siendo un liberal clásico y firme creyente en las instituciones del mercado, he sido nombrado profesor de la USAC en más de una oportunidad y nadie, jamás, me ha dicho: –no enseñe eso o enseñe otra cosa. Tampoco abogo aquí por la privatización de la USAC o algo parecido, no. He publicado una posición, también, a ese respecto. Tan solo me pregunto si, para el Estado guatemalteco, con una población de más de quince millones de habitantes y con cuatro o cinco centros urbanos de importancia y talla más que suficientes para considerarse merecedores de una institución de educación superior financiada por los impuestos que pagan, ¿es una buena idea la centralización de ese servicio en una sola universidad estatal?

Creo que no. Que otras universidades financiadas con fondos del Estado, que no fueran integradas por las reglas constitucionales a los procesos políticos del Estado, serían una solución mucho mejor que esas “extensiones” universitarias que, según creo haber observado, no pueden más que alinearse con “el centro”.

 

Eduardo Mayora Alvarado

Ciudad de Guatemala, 22 de abril de 2025.

Publicado enEstado

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